Ballata II (2003), for Piano Solo
a Claudio Martínez Mehner
Imágen: «El espejo» de Pipo Hernández Rivero
World première: San Francisco, 2003
17/02/2004. Granada. Auditorio Manuel de Falla.
[…]La Ballata II, que aquí suena en el piano afiladamente preciso de Claudio Martínez Mehner, dedicatario de la obra, incorpora densas masas de acordes —difuminadas por el uso del pedal— sobre las cuales chispean veloces recorridos a través de escalas que, como la obra en su conjunto, ejemplifican algo que se ha intentado expresar en el párrafo anterior: esa constante duda del oyente acerca de si lo que está escuchando ya estaba en su memoria, o si está cruzando su consciencia por primera vez. La pregunta por “lo nuevo”, que obsesionó a la vanguardia y protagonizó los momentos más extremos —en todos los sentidos— del discurso de la modernidad, aquí se disuelve. No importa. Ni para el tiempo fenomenológico de nuestra psicología, ni para el tiempo histórico del que nos hablan los libros de música. En estos irregulares compases está simultáneamente evocado buena parte del pianismo del siglo XIX (cierto Liszt, cierto Chopin, incluso cierto Beethoven), pero también el Schönberg del opus 11 y acaso el del opus 25 —aquella Suite, que se quería moderna, igualmente miraba de reojo hacia el pasado desde su título y su misma estructura dieciochesca—. Y, por supuesto, la oscuridad cavernosa de … sofferte onde serene … de Nono, así como el melodismo impredecible de Mantra, de Stockhausen (si bien Dozza no echa en falta aquí ni el nastro magnetico ni los Ringmodulatoren). Hasta se podrían escuchar, en el último tercio de la obra —donde también aparece una cita de Kurtág—, y bajo la repetición constantemente frustrada de esa frase que comienza, en su voz superior, con las notas re sostenido y mi —la reiteración contribuye a aniquilar el paso del tiempo—, unas armonizaciones reminiscentes del jazz de mediados del siglo pasado (como aquellos solos de Thelonious Monk que tanto inspiraron los Études del último Ligeti —cuyo virtuosismo sensato también resplandece en esta Ballata—). Miguel Álvarez-Fernández